dimarts, 6 de desembre del 2011

L'indignat decebut

Bé, després de veure que això del blog no acaba de quallar en la meva manera de ser i de fer, no vull tampoc tornar-me a marcar objectius, així evitem més promeses sense complir i més frustracions al respecte.
Perquè ja sabem que les frustracions pròpies, aquelles provocades per fets que depenen només de tu mateix, són les pitjors i més doloroses.

Així m'he decidit a escriure al blog només quan tingui alguna cosa a dir, com per exemple avui.

Recordem l'època dels indignats, quan tots estàvem indignats d'una manera o una altra amb el sistema? Perquè no va tenir un resultat visible? Perquè va acabar-se tot difuminant-se poc a poc?
Jo, personalment, segueixo indignat de les mateixes coses de les que ho estava en aquell moment.
Així doncs, perquè va quedar tot en un no-res?

Us adjunto una possible resposta que, si més no, fa pensar.


Esta mañana fui a la asamblea de coordinación de grupos de trabajo. Cada grupo se puso a presentar lo que consideraba que eran sus "puntos mínimos", que de mínimos tenían poco. Cosas como la tauromaquia, la presencia de menús vegetarianos en las instituciones públicas o la educación gratuita y laica. Un señor mayor interrumpió y dijo "¿creéis que así se hace la revolución? no vais a llegar a ningún lado! por eso la policía no os desaloja, porque no les hace falta!!". Este señor dijo lo que muchos, cada vez más, piensan. Quizá se equivocaba. Quizá no. Pero lo que creo que es seguro es que debíamos de haberlo escuchado; en cambio, la asamblea lo abucheó y lo impidió seguir hablando, de modo que, sin echarlo explícitamente, lo echó. El señor se fue gritando, diciendo que éramos ridículos. Creo que tenía razón.

Hemos perdido los pies del suelo y estamos discutiendo cómo construir la república independiente de nuestra puta casa. Nos han bastado 10 días para hacer todo lo que ellos hacen: no escuchar a nadie, sólo al sonido de nuestra voz. Convencidos de que hacemos lo correcto, y lo bueno, censuramos toda voz que vaya en contra en vez de escucharla y considerar si podremos habernos equivocado. Es muy duro admitir eso, pero más dura es la derrota, aunque tarde un poco más en venir. Convencidos de que nuestras ideas son "las que deberían" tener todas las personas, no aceptamos que no las tengan. Quizá es cierto y quizá nuestra ideología sea la mejor y más maravillosa, pero deberíamos aceptar que hay gente que no está preparada para asumir tantísimos cambios de golpe. No asumimos que las cosas llevan su tiempo, y de la noche a la mañana queremos cambiar cada hábito de la vida de gente normal, a quienes se supone que queremos defender. Les imponemos dogmáticamente esta ideología; eso en mi pueblo se llama totalitarismo. Quizá no sea tan difícil ser como esos a quienes criticamos, sólo hace falta un poquito de poder, un poquito de apoyo masivo en un principio, y apenas 10 días...

"Democracia directa asamblearia", enunciaba otro de los portavoces de grupo como exigencia mínima. Pero, ¿ya hemos olvidado que el grito que unió a toda la gente fue "no nos representan"? En ese grito se exige una democracia representativa real, y no una fraudulenta y ficticia como esta, en la que el 33% se abstiene y el partido ganador es apoyado por un 24%. Eso es lo que quiere la gente, ser representada, y punto. Pero de ahí, no hemos pasado simplemente a la democracia participativa, sino, sin más preámbulos, a la directa asamblearia! Toma! Hay gente que se abstiene porque prefiere quedarse en el sofá. ¿Irían a referendos? Mucho menos a asambleas... Yo no creo en el asamblearismo, y menos en un país de 44 millones de personas, pero en el caso de que fuera el mejor sistema, deberíamos ver que España no está preparada para él. Primero consigamos una verdadera democracia representativa, e incluso, incluso, planteemos una participativa. Pero no, exigimos como "mínimo" un asamblearismo. Cuando salga ese "manifiesto de mínimos", dudo que nadie en Sol tolere que no incluya "sus mínimos personales". Acabaremos por precisar en él cuál debe ser el ancho de las tuercas en nuestro ideal y fantástico mundo de ensueño. Por tanto, aunque mucha gente piensa como yo, no creo que esto pueda cambiar ya. Porque se dice que no hay poder en Sol; ¿ah, no? Claro que lo hay. La asamblea general dicta y ordena. Una asamblea que de general tiene muy poco. Porque la única generalidad que deberíamos considerar es la de la ciudadanía española, una que ya llegó a un consenso clarísimo. Tan claro que sacó a la gente a la calle sin necesidad de asambleas. Salimos a la calle, y se asustaron; se asustaron porque por una vez teníamos todos algo en común, por una vez no estábamos divididos... Nos criticaron, muy sagazmente, que no teníamos ninguna propuesta concreta. Y tragamos el anzuelo. Vaya si lo tragamos... Y nos pusimos a discutir y a discutir y a dividirnos en matices e intereses personales, y nos pasó lo que siempre le pasa a la izquierda, que ni siquiera ella sabe lo que quiere. Y nos convertimos en izquierda. Creemos que debemos llegar a un consenso para legitimar el haber tomado las calle, pero realmente fue ese consenso el que nos sacó a ella. Y buscando lo que ya teníamos, lo hemos perdido.

Quizá el problema sea que ese acuerdo, esa voz unánime incluye los deseos de TODOS, y por tanto, no los de unos pocos, no los de muchos anti-sistema acampados que por fin, tras años de conversaciones utópicas en cervecerías nocturnas de Vallecas, han encontrado un lugar donde vivir por unas semanas ese sueño suyo durante tanto tiempo imaginado entre canción y canción de "Eskorbuto". Tampoco los de toda una serie de -ólogos que gracias a sus conocimientos tienen muy claro cómo sería el estado que consideran el correcto y no pueden esperar ni un segundo a precisar ley por ley todo ese sistema. Y todos juntos han convertido esto en su videojuego particular, en su partida de rol en vivo. Sol: patio de recreo de idealistas con prisas. De idealistas que se niegan a escuchar a quien les quiere hacer dejar soñar, hacer despertar, decirles quizá una cruda realidad. Las izquierdas se han apoderado de esto y por eso esto no tiene futuro. Como veis, no soy de izquierdas. Creo en aquello que decía Ortega: "ser de izquierdas, ser de derechas: simplemente una de las infinitas maneras que tiene el hombre de ser un imbécil". Esto tuvo fuerza porque no era de izquierdas, era de la gente. Pero ya no es así. Sol está herido de muerte porque tiene un poder establecido, que como todo poder, no escucha.

No teníamos nada que celebrar porque estábamos indignados, porque, sí, teníamos miedo, aunque dijéramos que no. Ese miedo era nuestra fuerza, si lo hubiéramos convertido en fuego. Y es que sobraban los motivos y nos perdimos buscando las razones. Y por el camino hicimos de un símbolo un festival circense.

Y no había nada que discutir, porque estaba todo clarísimo.
No había nada que proponer, porque era hora de exigir.
No había nada que decidir, porque nosotros tampoco representábamos a nadie.


Ojalá me equivoque y tenga que pedir disculpas por esto. Entretanto les deseo ánimo, a ver si consiguen todos esos mínimos, y ya que se ponen, que no olviden el mío: me gustaría ser rubio, alto y estar muy cachas. Creo que es mi derecho fundamental. Que conste en el manifiesto.

Fdo: Un ciudadano, como otro cualquiera, que estuvo indignado y que ahora está decepcionado.

Si tu también estás decepcionado, habla de ello, para que la próxima vez que la Historia nos de una oportunidad así (una en la que todo jugó a nuestro favor, en la que incluso la violencia e irreflexibilidad del poder nos legitimó delante de Europa entera), no volvamos a perderla masturbando nuestro ego con ocasión de la mirada de todo un mundo puesta en nosotros.

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